ISSN 2773-7705
Periodo. Julio – Diciembre 2020
Vol. 3, Nro. 2, Publicado 2020-12-31
https://revistas.itsup.edu.ec/index.php/higia
Análisis
Con un mayor porcentaje tenemos que en primer
lugar hay que descartar un riesgo en el paciente
después verificar si existen lesiones
acompañantes para de esta forma realizar una
inmovilización y poder realizar el traslado de
forma segura.
El tratamiento inicial consiste en la
estabilización del paciente, lo suficiente como
para asegurar una adecuada vía área,
respiración efectiva y circulación y poder
identificar con detenimiento las lesiones
implicadas.
Una correcta evaluación es fundamental
para el éxito de la atención pre hospitalaria.
El objetivo de la evaluación primaria es
determinar en 30 segundos el estado
ventilatorio, hemodinámico y neurológico.
Simultáneamente se constatan o descartan
puntos sangrantes, deformidades o
inestabilidad es decir los primeros 30
minutos son fundamentales para la toma de
decisiones: pueden significar la diferencia
entre la vida y la muerte y entre una calidad
de vida aceptable o incapacitante. (6)
Discusión
La información existente sobre las fracturas es
extensa. En los últimos 50 años se ha propugnado
que su clasificación sea la misma a nivel
internacional, incluyendo los lineamientos de
tratamiento específicos a cada hueso fracturado;
se ha buscado la desaparición de epónimos.
Actualmente, la clasificación aceptada a nivel
mundial es la denominada AO.
Los factores que influyen directamente para que
se presente una fractura son fuerzas externas que
aplicadas directa o indirectamente sobrepasan el
punto de ruptura del tejido óseo; los factores de
riesgo son multifactoriales.
En la actualidad el incremento de la violencia,
accidentes, han propiciado que la atención de
pacientes crezca considerablemente,
encontrando el problema dentro de las primeras
causas de atención en los Servicios de Urgencias.
Entre las principales causas de mortalidad en
Ecuador, los accidentes constituyen la cuarta
posición de mortalidad general, y son la primera
en población de 35 a 44 años, y niños por lo que
tener los conocimientos y habilidades necesarias
para brindar los cuidados con oportunidad y
eficacia, representa una prioridad para el
personal pre hospitalario.
La inmovilización debe ser realizada por
personal capacitado para ello y en el mismo sitio
del accidente. Los inmovilizadores no deben ser
retirados por ningún motivo hasta que el paciente
arribe al servicio de urgencias y sea valorado en
forma individual por un paramédico entrenado en
trauma. En el caso de las extremidades la
inmovilización debe abarcar la articulación
proximal y distal, dejando los dedos de la
extremidad inmovilizada a la vista para poder
vigilar la perfusión, elemento clave porque si no
se detecta la isquemia precozmente, puede
terminar perdiéndose la extremidad. Cuando sea
posible, se deben vigilar los pulsos, pero si no, en
su defecto, la perfusión en los dedos. De otro
lado, si es posible la extremidad lesionada que es
inmovilizada debe estar elevada para isminuir el
edema por el traumatismo.
Conclusión
Como sabemos es de vital importancia que
cualquier sistema de emergencias pre
hospitalarias en el mundo está soportado por
personal debidamente capacitado. En el
tratamiento de fractura se debe establecer el tipo
a la que está expuesto el paciente, cabe indicar
que en ciertos casos estos pacientes no son
atendidos en la manera indicada ya sea por falta
de medios provocando en muchas ocasiones una
irregular atención, las complicaciones en este
tipo de fracturas están dadas ya sea por el
desconocimiento del personal encargado, por la
falta de los medios necesarios para la
intervención, o por el manejo incorrecto dado por
el tiempo hacen que dichas complicaciones
eviten lograr un adecuado manejo en este tipo de
emergencias provocando en muchas ocasiones
que la vida del paciente se vea comprometida.
En el caso de deformidades evidentes de los
miembros, y en presencia de una o varias
fracturas (interrupción traumática de la
integridad ósea) sin solución de continuidad en la
piel (fractura cerrada), pero por ello muchas
veces no menos grave, percibiremos una
movilidad anormal del miembro, y una evidente
crepitación e inmediatamente, si es en un
miembro inferior lo colocamos, en una férula,
presente en la dotación del vehículo de
asistencia, siempre traccionando desde la parte
distal (pierna si la fractura es de cadera o de
fémur) o antepié (si es de tibia o de tobillo) con
lo cual reducimos provisionalmente e
inmovilizamos para su traslado.
En caso de fracturas abiertas (fractura con
solución de continuidad en la piel, con o sin
presencia de hueso en el exterior), en el miembro
inferior debemos comprobar el pulso distal en la
arteria pedia (se palpa en el dorso del pie junto al