ISSN 2773-7705
Periodo. Enero – Junio 2020
Vol. 2, Nro. 1, Publicado 2020-06-30
https://revistas.itsup.edu.ec/index.php/higia
los alimentos ingeridos por el metabolismo que
pueden generar alteraciones en el estado nutricional
generando desnutrición, sobrepeso y obesidad. Por
esta razón es indispensable garantizar los aportes
nutricionales específicos que requiere en las
diferentes etapas de su vida.
En el infante el estado nutricional constituye un pilar
fundamental en su crecimiento y desarrollo
especialmente en los menores de 3 años, llevándolos
a un desarrollo positivo en el aspecto mental, físico
y social, sin embargo, la ausencia de nutrientes los
conlleva a tener consecuencias negativas que pueden
dañar de forma irreversible el estado de salud del
niño, repercutiendo en el lenguaje, capacidades
cognitivas y en las conductas sociales (Changana &
Salazar, 2017).
El proceso de nutrición se inicia en la gestación y el
peso al nacer es un indicador del estado nutricional
y de salud del recién nacido y de la madre. Aun
cuando se ha avanzado en la reducción del bajo peso
al nacer (desnutrición), todavía hay países donde
esto se observa en más del 10% de los niños y niñas
y 5% de estos nacen con retardo de crecimiento
intrauterino. Según datos de la OMS, los niños y
niñas que pesan menos de 2,500 gramos al nacer
tienen mayor riesgo de muerte. (Amalia, 2018)
Entre las situaciones que influyen en el estado
nutricional se consideran los factores psicosociales
que incluye el nivel educativo, familias numerosas,
condiciones de vivienda, nivel de ingreso económico
de los padres que condiciona la disponibilidad de los
alimentos y factores biológicos; como agua limpia
para el consumo, lactancia materna al momento de
nacer (Hernandez , Hernandez, Rojas, & Cadena,
2018).
Se debe señalar que el estado nutricional es uno de
los determinantes de la salud y el desarrollo
psicosocial y cognitivo en la primera infancia. Por
esta razón, es indispensable que desde el periodo
gestacional de la madre e independientemente del
contexto económico y sociocultural, se cuente con
condiciones nutricionales óptimas que garanticen el
desarrollo del individuo en formación (Laura, Sonia,
& Bonilla, 2019).
La desnutrición es un problema de salud que causa
un retraso en el crecimiento y que afecta
negativamente en el tamaño y función corporal, así
como en las funciones intelectuales y patrones
comportamentales; y se encuentra estrechamente
relacionada con factores socioeconómicos,
especialmente en países tercermundista (Laura,
Sonia, & Bonilla, 2019), Estudios han evidenciado
que la desnutrición trae consecuencias no solo en el
crecimiento y desarrollo del niño , sino que se verán
afectados procesos como, alteraciones en el sistema
nervioso central, pobre funcionamiento cognitivo, y
déficit de atención y motivación.
Según con la Organización Mundial de la Salud,
calcula que en el año 2016 hubo 155 millones de
niños en la primera infancia que presentaban retraso
en el crecimiento, 52 millones tenían bajo peso para
la talla, 41 millones con sobrepeso y obesidad
infantil, y que el 45% de las defunciones en estos
niños se debían a la desnutrición. (Organizacion
Mundial de la salud, 2020).
Al menos uno de cada tres niños no recibe la
nutrición que necesita para crecer bien,
especialmente en los primeros 1.000 días, que van
desde la concepción hasta el segundo cumpleaños
del niño, algo que ocurre también con frecuencia
después de esta etapa. Aunque cada vez hay más
niños y jóvenes que sobreviven, debido a la
malnutrición son muy pocos los que prosperan. Para
hacer frente a los desafíos del siglo XXI, debemos
reconocer las repercusiones que tienen fuerzas como
la urbanización y la globalización sobre la nutrición,
y centrarnos cada vez más en el uso de los sistemas
alimentarios locales y mundiales para mejorar la
alimentación de los niños, los jóvenes y las mujeres.
( Fondo de las Naciones Unidas para la infancia ,
2019)
A nivel mundial, la prevalencia de desnutrición
crónica se encuentra en países de África (59.000) y
Asia (87.000); y más del 30% de los niños con cinco
años de edad se ven afectados por una talla deficiente
en relación a su edad. En América Latina, según la
Organización Panamericana de la Salud,
aproximadamente el 58% de la población se
encuentra en sobrepeso; México (64%) y Chile
(63%), los que presentan una tasa elevada.
En lo referente a niños menores de cinco años, el
porcentaje de obesidad es de 72%, distribuidos en
2,5 millones que viven en Sudamérica, 1,1 millones
en Centroamérica y 200.00 en el Caribe. Guatemala
presenta el mayor índice de desnutrición infantil con
un porcentaje de 46,5%, seguido de Ecuador con un
25,3%, Colombia con un total de 13,2%
De acuerdo al informe presentado por SOFI “El
estado de la alimentación y la nutrición en el mundo
2019” manifiesta que en América Latina y el Caribe,
el hambre es la principal causa de desnutrición
infantil, en América del Sur el número de personas
que padecen hambre han ido en aumento de 20.6 a
23.7 millones de personas en el año 2015-2018
(Programa Mundial de Alimentos, Julio), situación
que puede estar relacionada con la desaceleración
económica que atraviesan algunos países.
En Ecuador el 23,9% de niñas y niños menores de 5
años padecen desnutrición crónica, los rangos de 0 a
2 años presentan un porcentaje de 24,8% durante el
año 2015. La prevalencia de la desnutrición crónica
se evidencia en mayor porcentaje en la zona rural con
cifras de 32,8%. Y en la región sierra la desnutrición
representa el 48,4% (Ministerio de Salud pública del
Ecuador, 2020). En los cantones jipijapa y puerto
López el déficit desnutrición infantil supera la tasa
nacional con un porcentaje de 25% (Ecuador, 2018).
En Manabí uno de los principales factores que
afectan la salud en especial a los niños menores de 5
años, están relacionados con la falta de acceso a los