ISSN 2773-7705
Periodo. Enero – Junio 2023
Vol.8, Nro.1, Publicado: 2023-06-30
https://revistas.itsup.edu.ec/index.php/Higia
vida. (7) La reducción cerrada de la
pelvis mediante la colocación de una faja
requiere su colocación simple, pero
específica, para asegurar que logre lo que
se propone. Una faja está diseñada para
la estabilización hemodinámica
mediante la limitación del volumen
intrapélvico y, por lo tanto, disminución
de la pérdida sanguínea relacionada con
las fracturas de pelvis; no está diseñada
para la estabilización de la fractura. La
faja debe centrarse sobre los trocánteres
mayores, no sobre el borde pélvico. (11)
Por lo general, si la faja se coloca muy
arriba puede comprimir el abdomen y, en
casos extremos, dificultar la ventilación.
La confirmación de su colocación
apropiada permite la transferencia de
compresión desde la faja hasta la pelvis,
independientemente de la posición
corporal. El resultado de una colocación
apropiada es la reducción del volumen
pélvico, la estabilización de la pelvis e,
idealmente, una disminución de la
hemorragia presente (10).
La tracción en cama y el uso de la
hamaca pelviana continúan siendo una
variante actual del tratamiento de la
fractura de pelvis. La fijación externa,
que ha sido utilizada por más de 30 años
en la estabilización de las fracturas de
pelvis, recibe modificaciones para
perfeccionarla constantemente y a pesar
de que muchos traumatólogos no la
utilizan, está demostrado que disminuye
la pérdida de sangre durante la
resucitación, facilita la movilización del
paciente y favorece la restauración
anatómica (incluso si se va a utilizar la
fijación interna posteriormente); además
de ser por sí misma la solución definitiva
para muchas de las lesiones del anillo
pélvico.
La fijación interna viene siendo utilizada
por muchos cirujanos que fijan la sínfisis
con placa y tornillos, para lograr la
reducción anatómica, lo que permite
tratar, las fracturas asociadas de las
ramas pubianas y dejar preparado el
campo para la fijación del arco posterior.
Actualmente se aboga por la fijación
posterior con tornillos iliosacros
percutáneos que disminuyen el trauma y
el sangramiento del abordaje tradicional
con relativamente pocas complicaciones.
Por último, debe señalarse que
independientemente de que los pacientes
sean tratados por métodos
conservadores, de fijación externa o
interna, se siguen presentando
discapacidades residuales, lo que hace
necesario el estudio prospectivo del
tratamiento mediante las 3 modalidades
señaladas y con indicaciones
estandarizadas para la cirugía.