Revista Sinapsis. ISSN 1390 – 9770
Vol. 1, Nro. 23, diciembre de 2023
https://www.itsup.edu.ec/sinapsis
crecimiento exponencial, mientras que los individuos, las organizaciones y la sociedad en general,
cambian a una velocidad lineal (De Arteche et al., 2020). Los tiempos actuales son extraordinarios
por la explosión en la digitalización de la información y las telecomunicaciones, lo que permite
el avance en las Tecnologías de Información y Comunicación.
Ante esta realidad, las universidades realizan cada vez mayores esfuerzos por cubrir esta nueva
modalidad, reinventándose para ofrecer una excelente calidad educativa en sus programas de
estudio, que hoy producto de la pandemia, se mantienen a distancia bajo la modalidad virtual.
Según plantea Tejedor et al. (2020), la COVID-19 ha evidenciado la urgente transformación que
demandan los sistemas educativos tradicionales, exige el despliegue de estrategias educativas
virtuales, un alumnado y profesorado con habilidades, así como competencias para la enseñanza
y el aprendizaje en el ciberespacio, las llamadas competencias digitales, puesto que, “las
tecnologías digitales, son consideradas en la última década como recursos estratégicos para la
gestión formativa y el aprendizaje”. (Paredes, 2020, p.101)
La adopción de esta modalidad, no representa una decisión derivada de comisiones de trabajo, ni
de direccionamientos de autoridades desde la gobernanza universitaria, surge desde un
contexto expuesto a riesgos biológicos (marcados por un virus) que ha cambiado el mundo entero.
La innovación, el desarrollo y los nuevos modos de hacer ciencia e impartir academia, exigen
adaptación a modelos educativos y de gestión que responden al contexto actual, sin perder de
vista los objetivos y exigencias establecidas en el contexto educativo.
Por ello, representa un reto, el hecho que docentes y estudiantes se adapten de manera rápida a
estos nuevos procesos de enseñanza, donde se propician encuentros virtuales a través de espacios
que pretendan mejorar el desarrollo de habilidades comunicativas, tecnológicas y formativas,
permitiendo la accesibilidad remota del estudiante desde cualquier lugar, de manera sincrónica o
asincrónica (González et al., 2020).
La enseñanza en tiempos de pandemia es una práctica social compleja que no responde a una
única receta y que forma una trama con la presente situación que nos desafía a enseñar en aulas
virtuales. En la era digital, la clásica concepción de educación a distancia debía ser matizada y
redefinida porque los espacios y aulas virtuales ya no se usaban exclusivamente en la formación
a distancia, sino que también se empleaban en la educación presencial En el campo educativo, el
teletrabajo o trabajo mediado por tecnologías, se conoce como e-learning o aprendizaje
electrónico. Este se refiere a algún tipo de proceso de enseñanza y de aprendizaje realizado con
dispositivos electrónicos conectados a internet (De Luca, 2020).
Por consiguiente, los Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA) están propiciando nuevas y
distintas formas de aprender mediante el apoyo de los recursos tecnológicos, las posibilidades que
ofrecen son múltiples y cada da son más necesarias en un mundo donde prevalece el uso de la
tecnología. Esta modalidad es una realidad en diversas instituciones educativas, por tanto, el
fomento en el uso de las EVA, ayuda a la materia de historia a ver lo acontecido de una mejor
manera, es una necesidad para adecuar las prácticas docentes a las exigencias educativas de hoy,
esto supone un cambio en la visión del educador que quiere orientar sus objetivos educacionales
al logro del aprendizaje diversificando las estrategias para conseguirlo. (Zambrano y García,
2020)
En efecto, los Entornos Virtuales de Aprendizaje, presentan cuatro características básicas e
imprescindibles, que cualquier plataforma de e-learning debería tener, la interactividad, una