Revista Sinapsis. Vol. 1, Nro 22, junio de 2023, ISSN 1390 – 9770
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para los docentes que nunca emplearon herramientas digitales en sus métodos de
enseñanza, por ese motivo los docentes han desarrollado estrés a causa de la virtualidad,
porque hay situaciones que se les escapan de las manos, que generan, ansiedad, angustia,
agotamiento mental e irritabilidad.
Los docentes también se han sobrecargado de trabajo generando aún más estrés de lo
normal, porque no poseen un tiempo determinado para descansar o realizar algún tipo de
actividad al aire libre. También son pocos los docentes que completan sus horas de sueño,
fomentan así el agotamiento mental y físico.
Los sentimientos de ansiedad y estrés son muy comunes entre los docentes que imparten
sus clases en la modalidad virtual, debido a la complejidad de revisar tareas, controlar
que los estudiantes, no copien sus exámenes o tareas, también que muchos estudiantes no
prestan atención en clases, generando frustración a los docentes y sobrecargándolos de
trabajo. Por otra parte, la familia posee un rol importante el control y presentación de
tareas, siendo una ayuda para el docente
El estrés y la ansiedad son trastornos que fustigan actualmente a todo tipo de
trabajadores. En el mundo educativo la prisa, la rivalidad, el individualismo, la sobrecarga
y la fragmentación de tareas, la falta de formación, el deterioro de la imagen del profesor,
la indisciplina, etc., son algunas de las fuentes de estrés y ansiedad más frecuentes y con
facilidad desembocan en depresión. Ni que decir tiene que al hablar de estrés y ansiedad
nos referimos, en rigor, al disestrés (estrés excesivo y perjudicial) y a la ansiedad
patológica, porque ambos, en su justa medida, son beneficiosos y adaptativos: estimulan,
activan el organismo y facilitan el rendimiento. Si, por el contrario, su intensidad y
duración son excesivas se produce una interferencia considerable en la vida cotidiana del
sujeto, hay alto grado de sufrimiento, descienden las defensas y aumenta el riesgo de
enfermedad fisiológica. En lo concerniente a la influencia de las emociones en la salud,
bien sostienen Palmero y Femández-Abascal (1998, 35) que las respuestas emocionales
intensas incrementan la probabilidad de alterar la homeostasis general del organismo y,
por tanto, acrecientan el riesgo de enfermar.
Si bien el estrés puede ser positivo para mantener un equilibrio frente a los
desafíos del entorno, cuando es intenso y prolongado en el tiempo puede tener
consecuencias graves a largo plazo. La prolongación de la pandemia ha generado altos
niveles de estrés, debido a la incertidumbre de cuándo y cómo terminará. Dado los
recientes sucesos, aún no hay datos fehacientes sobre los efectos socioemocionales de la
pandemia en la población y en particular en los estudiantes.